La nueva colección de María Magdalena es fruto de sus raíces
“Integración” de la firma María Magdalena huye de todo lo aséptico, de lo cuadriculado y de lo disociativo, en una colección que mezcla las diversas polaridades de su mundo particular huyendo de la dualidad excluyente y aceptando la existencia de estas dos o varias partes que lo componen todo.
El proceso creativo va a la par del crecimiento personal propio, por lo que el concepto reúne muchas concreciones que forman parte de la mente de la diseñadora. Lo auténtico, lo puro, lo espontáneo, lo racial y costumbrista, pero también se incluyen referencias a la espiritualidad, el budismo, en un intento de relativizar las partes oscuras del ser humano.
Estéticamente aparecen reminisciencias de la escena sevillana de finales de los noventa, principios del dos mil, en la que las tribus urbanas que reinaban eran los canisy, los pijos, sirviendo de base de estética que conceptualiza esa dualidad marcada. En este ejercico, se pretende que convivan en un mismo look pero no necesariamente tienen que entremezclarse.
Están presentes los tejidos con apariencia sofisticada que juegan con otros más bastos y cotidianos. Una colección que relaciona la sexualidad con la religión, el flamenco jondo con las altas clases sociales, lo banal con lo profundo. Todo fluctúa en un orden controlado pero libre de toda rigidez.
La nostalgia sirve de herramienta para comprender que hay que entender el pasado e integrarlo. Superar los patrones disfuncionales y entrar en una etapa de madurez y de diversión, en la que ser uno mismo es la única opción, y la mejor.