Mirar hacia dentro es un camino que nos lleva al cambio
Ana Ortiz llegó a la psicología desde el lado del paciente. Cuando su propia vida y sus procesos requirieron de ayuda. Su trabajo personal fue tan bonito y enriquecedor que decidió darle un giro de 180 grados a su vida. Hoy entrevistamos a Ana Ortiz, de la Clínica Psicológica Zentro.
¿Por qué todavía se entiende en nuestro país la figura del psicólogo de una manera negativa?
Lamentablemente existen estereotipos negativos o prejuicios que aun hoy estigmatizan la figura del psicólogo. Por ejemplo, los psiquiátricos que aparecían en las películas, la locura como concepto que salía fuera del entendimiento y comprensión, sin ninguna sensación de control, el rechazo hacia las personas débiles o el prejuicio que tenemos ante la necesidad de pedir ayuda … son parte de los diferentes factores que han contribuido a ver al psicólogo como una figura negativa dentro de nuestra sociedad.
La psicología es una ciencia moderna que nace a finales del 1800 y cada vez avanza más y mejor con la evolución de nuestra cultura y sociedad. Actualmente, se le da más importancia a los aspectos psicológicos y emocionales que pueden afectarnos, tenemos en nuestro lenguaje más vocablos psicológicos, y préstamos más atención a cómo nos sentimos y a cómo podemos mejorar en ese aspecto. Por ejemplo, La palabra estrés o ansiedad antes eran innombrables, y ahora cómo el conocimiento y el cómo saber manejarlas favorece nuestra vida y como por el contrario, el no saber, el negar, o el no cambiar hace que las consecuencias sean nefastas para quien lo padece.
Estamos aprendiendo cada vez más sobre nosotros, nuestra vida, nuestras emociones, y eso es gracias a la medicina y la psicología. Tener estigmas o prejuicios negativos sobre ella, es cómo no aceptar la evolución y quedarnos en épocas anteriores…al igual que se va a un médico para curar un problema de salud en el cuerpo, ¿por qué no ir para sanar un aspecto de nuestra mente?
¿Cuándo es bueno pedir ayuda a un psicólogo o ir a terapia?
Cuando no te encuentres bien. Cuando tengas un dolor emocional o un malestar que impida llevar una vida con cierta normalidad. Por ejemplo, no dormir bien, reaccionar de forma exagerada a una situación, que las cosas te afecten demasiado, que tengas mucha rabia acumulada, que cosas normales no lo sean para ti. A veces también nos damos cuenta de que siempre repetimos los mismos patrones tóxicos y que no conseguimos salir de ellos, por mucho que seamos conscientes o que sepamos lo que falla.
Realmente todos sabemos la diferencia entre estar bien y estar mal. Entender como “mal” un momento transitorio que viene provocado por una circunstancia momentánea. Cuando ese “mal” dura mucho y te afecta en otros aspectos es cuando debemos de poner manos a la obra. Y si de forma individual o apoyo emocional con familiares o amigos, no conseguimos solucionarlo, toca pedir ayuda a una persona especialista en ello.
¿Cómo sabemos que estamos ante un buen psicólogo?
Todos los que hemos estudiado psicología y nos dedicamos a esta profesión lo hacemos porque nos gusta ayudar. Pero no todos los psicólogos ayudamos igual, primero porque no todos estamos formados de la misma forma y además porque el paciente no es un robot, por lo tanto, no existe una fórmula mágica que solucione todo en dos sesiones.
Cuando elijas un terapeuta bien por recomendación o por búsqueda personal, deberás ver la conexión que se establece, si te sientes comprendido y si lo que te dice tiene sentido para ti, te alivia y te reconforta. Deberás dejar pasar unas sesiones y ver cómo te sientes para ver si realmente ese es tu terapeuta o bien decides buscar a otro con el que te sientas más cómodo y la evolución sea favorable. Al fin y al cabo, la relación que se establece entre los dos es muy íntima, de confianza y seguridad, y eso es un trabajo que concierne a los dos. Hay que buscar ese feeling y desde ahí se podrá trabajar para conseguir la meta propuesta.
¿Qué tipo de terapias lleváis a cabo y para qué tipo de problemas están indicados?
Llevamos todo tipo de terapias individuales, de pareja, de familia, adolescentes y adultos que traigan consigo la problemática de “no estar bien”. Problemas laborales, problemas sexuales, problemas del estado de ánimo, problemas que afectan a la salud, o cómo un problema grave de salud afecta a la persona y su entorno. Adicciones, dependencias, separaciones, duelos, educación a los hijos, problemas relacionales, etc.
¿Nos podrías explicar qué es y en qué consiste la terapia EMDR en la que estáis especializados?
La terapia EMDR es un tipo de terapia que utiliza la estimulación bifocal a través de los movimientos oculares para acceder aquellos recuerdos de situaciones traumáticas, entendiendo “traumáticas” como todo aquello que el cerebro no ha procesado ni digerido a lo largo de vida o en los últimos tiempos y que de alguna manera interfiere en su día a día, impidiéndole una normalidad ya sea en si mismo, en su relaciones, o en la consecución de sus metas. Puede ser un problema de autoestima, una fobia, una situación donde la persona sintió mucho miedo, pueden ser muchas situaciones que de alguna manera se han quedado en el cerebro como alertas o auto conceptos negativos y que hacen que la persona se sienta impedida o bloqueada en esos aspectos cognitivos.
¿Qué piensas sobre la campaña de sensibilización y visibilidad que se está llevando a cabo sobre la salud mental?
Me parece muy afortunada, es una forma de quitar ese prejuicio o estigma que se le atribuía a la persona que carecía de salud mental, desde la ignorancia. Se trata de hacer ver que al igual que todos podemos tener un catarro, también, podemos padecer de depresión, y no pasa nada, para el catarro tenemos solución, y para la depresión también.
Que utilicen a personajes públicos para decir que también tienen ansiedad, hace que esas personas que idealizamos se vuelvan humanas como nosotros, que si ellos se atreven a decirlo y a reconocerlo, yo también. El primer paso de la curación es ser consciente de que tienes un problema, reconocer sus síntomas y qué es. Es al camino indispensable para poder recuperarse. A partir de ahí, pedir ayuda, y como comentamos antes, si uno no te convence, busca otro. Pero soluciónalo. Porque se puede vivir y estar mejor de lo que se está.
El tema del aumento de los suicidios en España, ¿a qué se puede deber?
Ha habido un aumento de malestar psicológico en los últimos tiempos, pandemia, encierros, aislamiento físico y emocional, problemas económicos. Hay personas que no ven salida a sus problemas o su malestar y deciden tomar esa vía de escape. Todos hemos tenido días horribles o momentos muy complicados, todos en algún momento hemos pensado en querer morirnos como solución a esa situación que estamos pasando.
Pero pasado ese tiempo, hemos visto cómo se ha salido de ella, se ha podido estar mejor, o simplemente se ha aceptado y consigo vivir mi vida con momentos felices. Momentos o vivencias que hubiésemos perdido si hubiésemos sucumbido a ese momento máximo de no soportar esa situación. La gente no suele pedir ayuda, y muchas veces es la solución. El no sentirse solo, el apoyo económico o social podría ser suficiente para que las personas que se sienten en ese pensamiento “persecutorio” logren salir de él y buscar un tipo de solución o pensamiento más constructivo, que lo hay.
¿Cómo nos ha influido el tema del confinamiento y la pandemia?
Nos ha cambiado a todos. Nadie es igual que antes del 14 de marzo del 2020. A todos nos ha tocado y nos sigue tocando. Ha cambiado nuestra estructura mental, social y emocional. El miedo se instaló, la inseguridad acompañó y salieron todos los fantasmas del trastero. Mucho tiempo mantenidos en tensión ha generado todo tipo de malestar personal, social o relacional.
Ahora se ven muchos efectos secundarios de esa situación que además no acaba y nos está llevando a un agotamiento físico y emocional que tiene sus consecuencias en la salud mental de cada uno de nosotros. Que esto sirva para mejorar y para darnos cuenta de aquello que necesitamos y queremos, a no seguir manteniendo situaciones tóxicas en nosotros o en nuestra vida, que dentro de lo que esté en nuestra mano, cambiemos sí, pero para mejor.