Un espacio donde la gastronomía se impulsa a través del sonido
La historia de Madrid es amplia y la ciudad es la cuna de grandes eventos que forman una cultura propia. De entre todos esos hitos, hay uno que destaca y es parte de la identidad personal de la ciudad. Viendo nacer grandes nombres en la música que siguen presentes y espacios dónde, a día de hoy, todavía puedes hacer un viaje en el tiempo a los años 80, saboreando la actualidad.
En pleno corazón del barrio de Chamberí hay una joya que se llama Bosco. Un lugar único que respira historia propia. Con un restaurante al que se entra a través de una tienda de guitarras y que fue el hogar de Los Ramones, Ana Belén o Mecano, entre otros.
Toda canción tiene su "Intro". Un principio que nos muestra un sonido inicial y nos va desvelando lo que está por venir, y, en muchos casos, ya sabrás cuál es la tonalidad, el tiempo, el estilo y la instrumentación. Ana y Johnny Dapena, un matrimonio al que la música unió y tuvo una destacada carrera en los 70, pasaron esta década dedicados a la industria, llegando a ganar el Festival de Almería en el 74 y colocando sus trabajos en lo alto en la lista de Los 40 principales. En 1980, la pareja inicia en Madrid un modesto negocio de importación de instrumentos musicales, provenientes de Los Ángeles y aquello cuaja hasta tal punto que Bosco se convierte en un referente para grandes nombres.
A muchos les crea curiosidad, pero Bosco viene de Bose Company. Fueron los primeros en abrir una puerta en la capital a los productos de la marca. Esta tienda era el lugar donde Los Ramones, Nacha Pop, Hombres G o Alaska pasaban su tiempo entre acordes y escogían las mejores guitarras para ponerlas sobre el escenario. Su nombre ha traspasado en el tiempo y, después de varios años, su hijo Dan Dapena cogió las riendas del mismo y lo ha transformado en una sinfonía de sabores.
Cuando hace cuatro años, Dapena, actual propietario y segunda generación, quiso darle una vuelta, supo que tenía que juntar su pasión, que es la cocina, y la música, presente toda su vida. "Siempre estaba en la cocina y, para nosotros, era algo muy especial. La música y la gastronomía son dos artes diferentes y muy creativas, así que pensé cómo combinarlo y de ahí nació la parte de restauración".
Sus 20 metros de fachada siguen siendo los mismos, pero cuando entras dentro, la gastronomía cobra sentido. Sus sabores se aúnan con los sonidos que han moldeado la música española, además de la historia del jazz, el blues o el country. Al cruzar sus puertas, sigue siendo una tienda de guitarras, pero que ahora se conceptualiza como un speakeasy. De ahí pasas a un restaurante de dos pisos, con todo lujo de detalles.
Mientras estás sentado en una de sus mesas, da igual dónde gires la mirada, que las paredes están cubiertas de guitarras. E incluso algunas con firmas de grandes nombres de la música como Los Ramones y un techo con cientos de platillos de batería.
Su carta no tiene complicaciones y vemos que presenta una fusión de la gastronomía mediterránea y estadounidense con sabores para gusto de todos. Desde el castizo jamón ibérico, pasando por el solomillo con una salsa de pimienta de creación propia, hasta la milanesa con trufa y huevo escalfado. Bosco se encuentra en un proceso de actualización de carta y las sorpresas que presentan serán el deleite de los amantes de la gastronomía. Se acompaña con una carta de coctelería propia y las recetas van integradas en figuras como pianos, baterías y guitarras.
La segunda planta cuenta con un reservado, al cual se entra con alguna contraseña. Según Dan Dapena, "suele ser una canción el nombre de algún grupo como ACDC, Queen o algún grupo". Y añade, "quisimos seguir manteniendo su personalidad como tienda de guitarras, además de su historia y crear un concepto diferente para que los comensales puedan vivir una experiencia diferente", nos cuenta.
Los pasillos están empapelados con Melody Maker, la revista de rock más antigua del mundo, creada en 1926, incluso antes que Rolling Stone. Desde ahí puedes ver la parte de abajo del restaurante. Y tiene historia, ya que es uno de los lugares donde más contratos discográficos se han firmado. Desde aquí, se puede ver también la música en vivo, con una vista privilegiada del escenario.
Aunque el restaurante esté cobrando importancia en la escena gastronómica madrileña, el espacio sigue vendiendo las guitarras y según nos cuenta Dapena, "muchos también compraron su primera guitarra allí. Desde Juan Luis Guerra, Santana y aficionados como la infanta Cristina, alcaldes de Madrid y demás políticos".
Un espacio donde la gastronomía se impulsa a través del sonido y los sabores cobran un nuevo sentido. ¿Todavía no lo conoces?